16/06/2014
Un juzgado de Sevilla ha condenado a la compañía de seguros
Adeslas a pagar una indemnización de 200.000 euros a la familia de un
parapléjico de 64 años que murió por un diagnóstico tardío de una
gangrena de Fournier.
La sentencia, a la que ha tenido acceso
Efe, considera que en el hospital privado que lo atendieron "no se
pusieron a disposición del paciente los medios adecuados en atención a
las circunstancias concurrentes", y añade que los médicos tuvieron una
actuación "incorrecta".
La indemnización al paciente, afiliado
del Instituto Social de las Fuerzas Armadas, era de 124.028 euros de
principal, aunque con los intereses y costas asciende a 200.000, según
la asociación El Defensor del Paciente, que ha llevado el caso.
En el fallo judicial también reprocha una mala praxis de los médicos,
que realizaron "un diagnóstico tardío cuando ya el tratamiento era
infructuoso, lo que evidencia la relación causa efecto entre el retraso
del diagnóstico y el fallecimiento del paciente", que ocurrió el 25 de
octubre de 2007.
La sentencia, que es recurrible ante la
Audiencia de Sevilla, considera que la compañía aseguradora debe pagar
la indemnización por los daños y perjuicios causados debido a que asume
la responsabilidad "por la deficiente prestación de un servicio al que
está obligada la entidad".
Los hechos se remontan al 14 de
octubre de 2007, cuando el hombre acudió con fiebre a un hospital de
Sevilla y con un testículo inflamado, y pese a que en los días sucesivos
tenía un edema testicular y la analítica evidenciaba signos de
infección, el joven internista que lo atendió creyó que se trataba de
una hernia inguino escrotal.
El internista, que lo atendió un
mes antes de la infección y pese a la insistencia de la familia, se negó
a llamar a un urólogo, y cuando el paciente empeoró, el día 19 de
octubre llamó al cirujano, que desde un principio descartó la hernia y
determinó que padecía gangrena de Fournier, un proceso infeccioso de
rápida progresión.
Sin embargo, hasta el 22 de octubre no le
hicieron un desbridamiento quirúrgico obligado, dado que el día 19 se
limitaron a drenarlo y le limpiaron con agua oxigenada y Betadine,
tratamiento inútil contra una gangrena necrotizante.
En la
sentencia, el juez señala que, usando simplemente las "normas de lógica y
sentido común", le "llama la atención" que no se le hicieran cultivos
ni se llamara al urólogo.
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